Si hay un paisaje que caracteriza a Salamanca es el Campo Charro. Un mar de encinas, matorrales y pastizales que componen la dehesa. Un singular ecosistema y hogar del ganado charro también dedicado al aprovechamiento de productos forestales como leñas, corcho, setas, colmenas de abejas…
Extensos horizontes que ocupan el espacio central de la provincia, con núcleos importantes en La Fuente de San Esteban, Aldehuela de la Bóveda, Matilla de los Caños del Río, Vecinos o Tamames.
La dehesa representa todo un modelo sostenible de explotación y uso de los recursos naturales y a las tareas relacionadas con el encinar.
Lavando en el regato cristalino cantaban las mozuelas,
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